Sin duda, es una pregunta recurrente en la mayoría de las personas, quienes después de tantos años de arduo trabajo y de grandes sacrificios económicos, finalmente, llega el día en el que podrán construir la casa que siempre desearon, o en su defecto, llevar a cabo la remodelación que tantos años habían planeado. Frustrante es en sí darse cuenta que muy pocos tienen el privilegio de poder invertir en la construcción de la casa de sus sueños, como para tener que preocuparse además por los exorbitantes honorarios de los profesionales dedicados al diseño y construcción de edificios.
La queja suena razonable, vivimos en una sociedad tan desigual y tan polarizada, que solo un pequeño porcentaje de ella puede darse el lujo de construir una casa; el resto, tendremos que conformarnos con vivir en unos cuantos metros cuadrados, apilados, unos sobre otros, tal como si de un juego de lego se tratase.
Si bien es cierto el precio del diseño de una casa – ya no hablemos de la construcción en sí- suele sobrepasar nuestras expectativas en cuanto al costo, también lo es que el trabajo que hay detrás de un proyecto es bastante extenuante, incluso si hablásemos solamente de la elaboración de proyecto arquitectónico -en una futura entrada del blog nos gustaría tocar este tema-. Por lo pronto, en la presente entrada me permitiré englobar mi punto de vista en dos aspectos que considero sumamente importantes para responder a la pregunta inicial sobre si es caro contratar los servicios de un arquitecto.
a) El costo monetario del diseño de proyecto/construcción-supervisión.
Generalmente el costo del diseño de un proyecto arquitectónico varía de entre $150.00 a $180.00 pesos el metro cuadrado a construir -al menos en la Ciudad de México y alrededores-. Es decir, que si tenemos por ejemplo un terreno de 180 m2 y descontamos las áreas libres o jardines, estaríamos hablando de unos 140 m2 para construir; si la construcción será además de dos niveles (planta baja y primer nivel) entonces tenemos que los metros cuadrados a diseñar serían 280 m2; multiplicado por el costo por m2, tendríamos el precio aproximado por el trabajo de diseño. Aclarando que éste podrá variar dependiendo no solo de los requerimientos y particularidades del proyecto (qué tan sencillo o complejo sea), sino del alcance que tendrá el proyecto arquitectónico en sí; no es lo mismo pagar por planos de plantas arquitectónicas (vista aérea de la distribución de los espacios con sus respectivas dimensiones) alzados, fachadas y cortes (representación gráfica de los espacios en cuanto a alturas, espesores de losas, etc. ), que solicitar todo lo anterior más las vistas en tercera dimensión del proyecto, ya sea perspectivas hechas a mano o por computadora. Adicional al diseño arquitectónico de un proyecto, debemos tener en cuenta proyectos adicionales como son: proyecto estructural, instalaciones sanitarias, hidráulicas, eléctricas, especiales, etc. -todos ellos se engloban en lo que se denomina como proyecto ejecutivo- . Ésto por supuesto, puede ser evaluado por el arquitecto, considerando las necesidades del cliente, pudiendo determinar así los alcances del proyecto, y buscando por sobre todo, garantizar la calidad de la construcción. Si queremos que nuestra construcción quede impecable, entre más detallado y completo sea un proyecto, menor será el riesgo de tener fallas importantes durante el proceso constructivo del mismo.
En cuanto a los servicios que ofrece un arquitecto en el ámbito de la construcción, éstos se centran en la supervisión de los trabajos a realizar en obra – lo que determinará la calidad de los mismos- y su costo dependerá tanto de los alcances de la obra, tales como tiempos de ejecución de la obra, especialización de los trabajos involucrados en ella, así como de la ubicación de la misma. Cuando se contratan los servicios de un arquitecto para la ejecución de la obra, éste no solo se encargará de verificar que los trabajos realizados por los constructores sea apegado a lo estipulado en planos, sino de la contratación y manejo del personal que laborará en la construcción, lo que implica además trabajos de cuantificación de materiales -cantidades de materiales a utilizar en la obra-, avances realizados con base en la programación previa y en la mayoría de los casos, manejos de nómina. El costo aproximado por estos servicios ronda el 10% del costo total de la construcción, ésto con base en el presupuesto realizado previamente por el arquitecto o profesional a contratar. Por supuesto, el costo por este concepto dependerá mucho del profesional contratado y -de nuevo-, de las particularidades de cada obra.
b) Lo que en realidad estamos pagando cuando contratamos a un arquitecto.
Cuando decidimos contratar a un arquitecto, no solo estamos garantizando que tendremos un proyecto basado en nuestros gustos y necesidades particulares, sino que además, la información contenida en los planos -plantas, cortes, fachadas, etc.- nos permitirá hacer una planeación de la obra a construir de acuerdo a nuestros tiempos y presupuesto. Es decir, el tener claro cuantos metros cuadrados se van a construir, la organización espacial, las orientaciones y demás elementos arquitectónicos, será mucho más fácil decidir si la construcción será en una sola fase -desde cimentación hasta acabados- o se realizará en varias etapas. Así, aún cuando la obra tuviera que suspenderse por problemas de presupuesto, se tendrá la certeza de que al final de todo el proceso de construcción, tendremos lo que se planeó desde un principio. ¿Cuántas veces no hemos visto baños con moho porque no tienen la debida orientación y/o ventilación? ¿Cuántas veces hemos sido testigos de construcciones que al no ser planeadas terminan siendo habitaciones adosadas una junto a la otra sin la adecuada iluminación ni distribución? Tengamos en cuenta que lo anterior no solo demerita la calidad de vida de los que habitan esos espacios sino además el entorno urbano en los cuales se encuentran ubicadas.
Es importante puntualizar también que no es raro ver que durante el proceso constructivo se realicen modificaciones al proyecto, sin embargo, mientras se tenga la adecuada asesoría de un arquitecto, estos contratiempos y otros, podrán resolverse sin poner en riesgo la calidad de la obra y sin alterar en demasía los tiempos programados ni el presupuesto considerado. Es así que, al momento de contratar a un arquitecto, no solo estaremos contratando a quien diseñará los espacios que habitaremos por mucho tiempo, sino que tendremos a nuestra disposición los servicios de alguien que tiene los conocimientos y el criterio para asesorarnos en cuestiones estructurales, de instalaciones, materiales de construcción, entre otros temas afines.