El poder de la arquitectura

El hablar de poder quizá nos remita a todo aquello que dota de superioridad a algo o a alguien, y este, puede usarse para provocar situaciones positivas o negativas. Sin embargo, tiene otra acepción mucho más redimible, al menos para quien escribe estas líneas; tener la facultad o potencia de hacer algo, y ésta es la que tomaremos para el caso que quiero compartirles.

Cuando pensamos en arquitectura o en todo aquel que hace de este arte su vida diaria, es imposible no remitirnos a fastuosos edificios, a hermosas piscinas y envidiables jardines que son objeto de innumerables artículos en revistas dedicadas a este rubro, pero, ¿cuántas veces nos detenemos a pensar en el poder real y único que nos brinda el tener conocimientos sobre diseño y conceptualización de formas, funciones y colores, que más tarde se integrarán en edificios útiles, los cuales a su vez se destinarán al uso de unas cuantas personas y si tenemos suerte – lo que implica además una mayor responsabilidad- a un número considerable de usuarios? Arquitectos de renombre se han dado a conocer a nivel mundial gracias a edificios de formas caprichosas, y unos cuantos gracias a su sensibilidad y a la reinterpretación que hicieron en su momento de las formas básicas en la composición. Sin embargo, en todos los casos es evidente el campo de acción de dichos profesionistas, es decir, para quienes normalmente se diseña: sectores con altos ingresos, y en el mejor de los casos, la mal llamada clase media, que si bien cierto porcentaje de esta población aún puede costear los «servicios de un arquitecto», la otra ya ha formado parte de la clase predominante en nuestro país, es decir la clase baja, la cual engloba a todos los tipos de pobreza que nos podríamos imaginar.

Por tal motivo, es sumamente loable que existan profesionistas capaces de observar y actuar ante tal desconsolador escenario, uno de ellos es el no tan afamado pero sí reconocido arquitecto japonés, Shigeru Ban, quien con sus novedosas e ingeniosas estructuras de cartón, ha dado solución a diversas necesidades de poblaciones con bajos recursos o en situaciones de contingencia. Para un arquitecto en cuyo trabajo se observa la búsqueda de la «estructura invisible» como él lo denomina, las formas sencillas pero geométricamente vistosas son el común de sus proyectos, sin dejar de lado factores tan importantes como la sustentabilidad, el reciclaje, y el bajo costo de los materiales. Dato importante al analizar la obra de Ban, es que debido al uso que le ha dado al cartón como elemento estructural, lo ha llevado a trabajar con ingenieros estructuristas y especialistas, quienes lo asesoran en cada uno de los proyectos que emprende, y a diferencia de lo que vemos en occidente al momento de iniciar la obra, los contratistas japoneses son una parte esencial en el trabajo de campo para la arquitectura de Ban, pues son ellos quienes junto al arquitecto trabajan para dar solución a cada uno de los contratiempos, detalles y complicaciones que surgen a lo largo del proceso constructivo. Así es como proyectos como el «Centro comunitario de Onagawa» o los «Refugios de papel en Haití» se han llevado a cabo a instancias de un arquitecto cuyo trabajo va enfocado a una arquitectura menos convencional y más humanitaria.

Paper tea house
«Casa de té de papel» hecha a base de tubulares cuadrados de cartón. Shigeru Ban, Londres, 2008. Fotografía: neo arte y arquitectura.

Si quieres saber más sobre Shigeru Ban, este es el enlace a su página oficial. http://www.shigerubanarchitects.com/works.html#paper-tube-structure

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